El poeta enamorado de Alejandría
Nacía en Alejandría un 29 de abril de 1863. Exactamente 70 años después, el 29 de abril de 1933 moría víctima de un cáncer de laringe en el mismo lugar, su ciudad natal. Ítaca. El dios abandona a Antonio. Una de las figuras literarias más importantes del siglo XX. El poeta griego por excelencia que consiguió deslumbrar a autores de la talla de Cernuda. No hay duda, hablamos de Constantino Cavafis.
En su obra literaria se aprecian influencias de autores como Alfred de Musset o D. Paparrigópulos; sin embargo, su trayectoria y creación literaria llevaron al escritor alejandrino a convertirse él mismo en un referente para otras figuras literarias como Lawrence Durrell o John Maxwell Coetzee.
Cavafis es especialmente reconocido por su obra poética, traducida al español por poetas como José María Álvarez y Ramón Irigoyen. Encontramos en su obra también poesía en prosa, en la que se aprecia especialmente la influencia de Badelaire. Pero su faceta como prosista «puro y duro» permanece en la sombra, enterrada bajo su vasta creación poética, y es precisamente esta cara la que hemos querido resaltar en La Dragona con su relato A la luz del día, en el que se atisba la sombra de la influencia de E. A. Poe. Su traductor, Pedro Bádenas, afirma que «pudo, probablemente, componerlo Cavafis en el invierno de 1895-96 a juzgar por los elementos biográficos que se entrecruzan con algunos de los temas, como la soledad, los temores nocturnos, el pasado dulcificado por el recuerdo, etc., que por entonces le preocupaban y que están, de una u otra forma, presentes en su obra (p. e. en los poemas Dulces voces, Terror, En la mansión del alma, Turbación, Las ventanas, Oda y elegía de las calles, etcétera)». Un detalle mágico de esta edición, el elemento que nos transporta a la realidad del poeta es el manuscrito original del relato, con el que hemos podido contar gracias a la Fundación Onasis de Atenas.
A pesar de resultar en apariencia sencillo, este relato nos permite disfrutar y discernir «el arte inconfundible de Cavafis que nos transporta a la atmósfera cotidiana de su querida Alejandría de finales del XIX y del círculo de amigos que él, un dandy venido a menos, frecuentaba y que nos deja percibir las preocupaciones, no solo económicas, que latían en su interior» (Bádenas).