Retrato de M es el diario en el que el autor escribe de la vida de su hijo autista, desde el mismo día de su nacimiento hasta su muerte, veintiséis años después, en una crisis de epilepsia. Como señala el autor, se trata de «una galaxia de fragmentos, de recuerdos, de reflexiones, de anécdotas, de notas de lectura (siempre relacionadas con él), de apuntes… de comentarios sobres estos apuntes, de comentarios a los comentarios, en un orden aproximado, avanzando generalmente en el orden inverso al de las agujas de un reloj… la única certeza es que todo empezó por el final…».
Libro espléndido, de hondas vivencias, libro de serenidad «angelical» contagiada al padre por su hijo en este su incansable errar en pos de respuestas imposibles, más allá de la comunicación corriente, más allá de las palabras. Para escuchar la particularidad que determinaba su existencia. «Entre estas páginas —dice Calinescu— está mi recogimiento ante su vida y también ante aquella parte de mi vida durante la cual puse todo mi empeño en comprender el enigma de la suya. No he conseguido comprender el enigma pero sí he conseguido comprender que él ha sido tal como fue y como continuará siendo para mí. Un regalo».
Como señala Norman Manea, se trata de un «extraordinario diálogo entre el sufrimiento de un padre tras la pérdida de su hijo amado y desconocido, aislado en su silencio, y la lucidez de su cometido intelectual en pos de la interrogación de un enigma». Una profunda meditación sobre el amor, la escucha y la particularidad que hace que cada sujeto sea único.