Hemos entrado definitivamente a un mundo donde sucede algo todo el tiempo y a la vez no sucede nada, porque ya no hay huella ni registro, ni diferencia en lo que es relevante o no lo es. Al menos no sucede nada que cambie de verdad la marcha hacia lo peor. Por eso querida amiga, para vivir en este desquicio, en este dislocado curso temporal, mejor perder el tiempo con el poema, donde tal vez, como suele decirse, crece lo que nos salva.